Improvisación

Cuando hacer planes deja de tener sentido te das cuenta de cuánto tiempo has perdido imaginando estrategias y deseando vivirlas al fin. Cuando, de pronto, descubres que hay gente dispuesta a improvisar, alguien con quien poder compartir momentos sin necesidad de enmarcarte o marcarte, personas que siguen caminos infinitos sin preocuparse por tropezar, caer, desorientarse,... es ese el momento en el que dejas de seguir tu trayectoria torcida y empiezas a caminar de frente, erguida, sin fijar la mirada buscando el final porque el camino ya no tiene fin; y paseas disfrutando del paisaje, cierras los ojos y te dejas acariciar por el viento que sopla fuerte y frío, saltas, das vueltas sobre ti misma y decides ir marcha atrás a ver qué ocurre: ¡todo es posible! Cruces, curvas, subidas, bajadas, baches, cambios de rasante, pavimento deslizante,...

... no importa, el camino lo dibujo yo.