Praga es gris, de un gris que confunde aquello que esperabas del viaje con la realidad que encontraste; un gris que te acompaña cerveza tras cerveza mientras te alejas del Moldava en busca de otras vistas, esperando encontrar aquello que habías ido a buscar.
Praga será siempre gris, pese a su colorido, pese a las grandes obras arquitectónicas y a la magia que envuelve el casco antiguo, pese a ese imponente castillo, pese al sol, pese a su primavera ...
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