miércoles, 15 de febrero de 2012

ya pasó...


He decidido no ponerme triste y lo estoy consiguiendo, excepto por un desliz diario de melancolía entre las 11 y las 12 de la mañana, justo después de desayunar y antes de empezar a pensar en el lío de la tarde: esos son mis momentos de debilidad y no más.

Pese a mi gusto por el dramatismo (según mi amigo Xavi...) me estoy comportando como una campeona y así seguirá porque, una vez dado el primer paso, una vez pasados los dos días mínimos y máximos (permitidos) de melancolía pura y dura se puede decir que se ha superado la barrera, no hay marcha atrás, no hay vuelta al estado de nostalgia exacerbada, se puede continuar normalmente disfrutando de la soledad como hasta ahora: yo, acompañada siempre de Mancha.


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