¡Lánzate!, me dice una; ¡a la yugular! me grita otra; !¿a qué esperas?¡ ...
¿a qué espero?
Eso me pregunto yo. En realidad a nada. Dejé pasar otros momentos similares sin mayor remordimiento que mi soledad. Y aunque ahora me parece que la oportunidad se vuelve en mi contra, creo que es el mejor momento, es cuando me siento preparada: el miedo necesario para continuar alerta, la confianza suficiente como para dejarme llevar y su predisposición a seguir teniendo paciencia (dentro de unos límites comprensibles). Nada nos une, nada nos desune. Todo va pasando sin más... todo acabará pasando sin más...
... todo acabará pasando sin más... :)
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