martes, 20 de enero de 2015

Amigas de esas


Ayer pasé horas hablando con Paula, una de esas tardes de invierno que se escurre entre el frío y la lluvia, y que te deja la sensación de no haber perdido ni un minuto. Paula es sabia... y eso a veces me recuerda que ya hemos pasado los veinte y estamos en los treinta. Las conversaciones no son sobre los mismos temas, las dudas ya no son tan dudas, el miedo asusta un poco menos pero las risas continúan igual y siempre hay viajes en el horizonte.



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lunes, 20 de enero de 2014

en una cara triste

... frágil, desamparada, vacía... como si un cristal se hubiese roto en pedacitos muy pequeños, imposibles de recomponer, y un fuerte viento se los llevase de golpe: se pierden, ya no son nada. Así me he sentido hoy, porque la justicia no es siempre justa; porque cuando no lo es, muy poco puedo hacer yo, más que sentarme a sentir el dolor y la impotencia que me convierten en una cara triste.


martes, 3 de septiembre de 2013

entre el 100 y el 65 ... ¿qué hay?





Desde que volví de Cuba todo se me antoja diferente ...

Ayer me pasó algo. Algo con lo que ya me había encontrado una vez cuando vivía en Madrid pero ligeramente distinto. En aquella ocasión el chico me atraía 100% (física e intelectualmente), en esta me atrae un 65%: matiz que me hace dudar si realmente me apetece entrar o no en el juego pero que a la vez me da cierta ventaja para no salir herida, por el desapego y la baja atracción.

Antes de ir a Cuba me hubiese echado atrás pero ahora, en cambio, me apetece probar y ver qué pasa. Descubrir el dominio que puede darme la diferencia entre un 100 y un 65, jugar sin más, nada de pensar en "y si...", tomar el control de la situación como si tuviese un látigo y pestañas postizas: pedir y recibir.





sábado, 31 de agosto de 2013

Cosas que pueden interesarte si viajas a Cuba


Este verano he viajado por Cuba, sola y con una mochila en la que llevaba dos pantalones, tres camisetas, un bikini sexy, una toalla enana, un libro sobre la isla, chanclas, zapatillas decathlon para caminar y caminar y un neceser con lo básico (incluyendo jabón para la ropa...). Otra cosa que me acompañaba era la ilusión de lo inesperado y una sonrisa de oreja a oreja porque, en Cuba, la gente y el paisaje sólo pueden hacerte sonreír. ¡Olvidad esa idea absurda de que lo único que buscan los cubanos (y cubanas obviamente, voy a usar el masculino genérico pese a las ideas acertadas de mi amiga Blanca sobre el tema) es dinero y aprovechad cada instante con ellos! A mí sólo me han descubierto rincones maravillosos, historias muy humanas, me han acompañado cuando he necesitado ayuda y hemos mantenido largas e interesantes conversaciones sobre absolutamente todo: historia, política, crisis europea/española, colonialismo/imperialismo, amor/sexo, salsa y trivialidades varias.

En Cuba los autobuses nunca salen a la hora prevista pero esa espera es precisamente el mejor momento para conocer a futuros compañeros de viaje, hablar con otros viajeros que acaban de llegar de donde tú estás esperando ir, oír hablar de lugares que no estaban inicialmente en tu ruta,... y un sinfín de anécdotas que, al fin y al cabo, mejoran el viaje y amplían tu lista de amigos. Siempre te recomendarán que estés en la estación 15 minutos antes de la salida del autobús, ¡hazlo, no te arrepentirás!

Algo que sí debo remarcar es la insistencia de los cubanos en afirmar que cualquier lugar o paisaje son bonitos y no puedes irte de la isla sin visitar aquello o lo de más allá. Bien, debo confesar que no siempre aciertan y no todo es tan bonito como ellos creen o te hacen creer. Si llevas una guía y una idea de qué ver, sigue tu instinto y tu ruta, mantén los oídos abiertos pero no creas todo lo que te digan. Yo cometí el error de escuchar demasiado y el penúltimo día de mi viaje lo pasé en un pueblo aislado y con poca gracia... pese a ello, disfruté mucho de la compañía y no estuvo mal del todo.

Lugares que no debes perderte: Cayo Levisa y Viñales. Sin duda habrá muchísimos rincones que no hay que perderse, pero de mi viaje estos son los dos inolvidables...


lunes, 8 de julio de 2013

La gran incógnita de mis primeros besos

Todos tenemos al menos una tara; bien, una de las mías es no saber comportarme cuando un chico me besa por primera vez. Es algo que llevo arrastrando prácticamente desde que alguien se decidiera a besarme en los labios por primera vez y que a mis amigos les hace especialmente gracia de mi persona.

En realidad a mí también me hace gracia; quizás sea a ellos, los que me besan, a quienes no les parezca motivo de risa... aunque, sinceramente, es una experiencia digna de vivir. A mí me hace sentir incómoda, no tanto por mí y mis tonterías, como por las caras de los susodichos y por sentirme algo ridícula a sus ojos. Si yo fuera uno de ellos me plantearía seriamente volver a quedar conmigo pero, debo resultar simpática al fin y al cabo, todos vuelven a arriesgarse (¡también debe ser porque no beso mal del todo!).

En la última de estas "aventuras" me di la vuelta para coger el bolso (intentando desaparecer entre la gente) y, sin más, me tropecé y pisé al chico en cuestión ¡casi me caigo! pero él, lejos de apartarse, me cogió entre sus brazos y volvió a arriesgarse a otro pisotón, tentando a la suerte con más besos.


jueves, 21 de marzo de 2013

sonríes y me miras

La gente va y viene, me dices; es parte del encanto de la vida y una buena justificación para tu dudoso comportamiento.

La gente va y viene, me dices; te justificas añadiendo que quizás eres demasiado egoísta y que no soy la única en decírtelo.

Tú, que te fuiste del todo y ahora parece que no quieres volver, que no has vuelto en realidad; pese a estar aquí, tu mente sigue en mundos mejores, realidades paralelas, posibilidades infinitas ... y sonríes y me miras. Me doy cuenta de que sigues muy lejos pero no puedo evitar que precisamente esa sea una de las cosas que más me gusta de ti: ese desapego que yo sentí alguna vez y que a veces echo de menos. Es en ese momento cuando soy capaz de ver que quizás no me gustas tanto, que quizás lo que me atrae de ti sea mi imaginación, el dejarme llevar a esas realidades paralelas, a esas posibilidades infinitas en mundos mejores a través de tu sonrisa.

Tal vez sea sólo eso, melancolía.



viernes, 4 de enero de 2013

dolce far niente

Llevo dos semanas casi sin trabajar, en casa, jugando con mi gata recién llegada, comiendo bien, durmiendo más de 6 horas, aprovechando para reciclar conocimientos y aprender más cosas, viendo a amigos y familiares que tenía olvidados y, en general, pasando buenos y relajados momentos conmigo misma.

¡Y qué agradable es!

Había perdido la perspectiva... todo un año dedicado casi exclusivamente a ser la mejor en el trabajo para conseguir mantenerme autosuficiente y libre; horas y horas dedicadas a desgastar mi mente y mi cuerpo para lograr el éxito. No os voy a mentir, me encanta mi trabajo y me encanta pensar que puedo llegar a ser la mejor pero también es cierto que, de vez en cuando, necesito alejarme de todo y dejar de pensar. Incluso diría que esas temporadas de aislamiento me ayudan a seguir esforzándome para ser alguien más que yo misma. Pero, ahora que veo tan cerca la vuelta a la esclava autosuficiencia, sólo pienso en volver el calendario del revés para seguir disfrutando de este "dolce far niente" sólo un ratito más...


lunes, 31 de diciembre de 2012

apariciones y capullos

Estos días de navidad me han sorprendido antiguos personajes que habían formado parte importante de mi vida. Por poner un ejemplo concreto: un chico con el que pasaba horas, días enteros, un chico con el que hice un viaje muy especial y que, más tarde, resultó ser un capullo, me escribió el día de navidad y se mostró interesado acerca de mi vida; ese capullo me ha vuelto a escribir hoy para felicitarme el año con una especie de juego de imágenes que antes me enviaba a diario para desearme un buen día.

Resulta que los capullos deciden cuando desaparecer y cuando reaparecer y resulta que yo no he conseguido descubrir aún el porqué de la reaparición. ¿Qué les da derecho a volver a tu vida en cualquier momento? ¿Qué motiva esa decisión? y lo más intrigante... ¿qué esperan que hagas?, es decir, ¿aparecen esperando algo de ti? ¿aparecen por melancolía? ¿buscan el perdón? ¿se aburren y repasan la agenda?

¿Alguien puede darme una explicación sobre este fenómeno tan curioso?



miércoles, 26 de diciembre de 2012

¡Santa Claus!

La noche de navidad, mientras caminaba hacia casa de mis padres oí un gato llorar; lloraba tan alto y desconsolado que decidí asomarme a la calle de la que provenía el llanto para ver qué pasaba. Seguía llorando y parecía que se movía, así que me animé a decir "gato" y el gato me contestó y volví a repetir "gato" y el gato volvió a maullar, esta vez más cerca. Repetimos el canto varias veces hasta que por fin vi aparecer una sobra negra corriendo hacia mí. Volví sobre mis pasos buscando algo de comida por si lloraba de hambre y seguí diciendo "gato", siendo respondida por el susodicho.

Finalmente nos encontramos en la puerta de casa y efectivamente estaba hambriento, sucio, delgado y frío... pero, antes de lanzarse a comer vorazmente, se acercó a saludarme y ronroneó mientras se acariciaba contra mi mano. Entramos en el jardín y me siguió hasta la puerta de casa, donde le dejé con algo de comida y agua, para volver a salir a mi cena familiar. Cuando volví de madrugada, seguía en la puerta de casa, esperando y algo más contento. Decidí llamarle Santa Claus.

A la mañana siguiente seguía en la puerta y resultó que no era un gato, sino una gata; una gatita joven, tan pequeña que Mancha le duplica el tamaño y ¡tan simpática que ha enamorado incluso a mi padre! (que suele odiar a los gatos vagabundos). Después de dos días sigue aquí como una más de la familia, me sigue a todas partes y sigo llamándola Santa Claus pese a ser hembra.


Santa Claus

miércoles, 14 de noviembre de 2012

odis ficticis

Aquesta nit he somiat amb tu i tot era normal; resulta que estavem junts i tot era normal. És curiós perquè, cada dia que passa, intento odiar-te amb una mica més de força i, en canvi, no trobo la manera que aquest odi fictici em sembli normal... i et miro des de la finestra: miro com treballes, com penses, el teclejar dels teus dits i el tall de cabell tan curt que t'has fet. Et miro i no et reconec. Et miro i no reconec els meus sentiments, gens ja no em sembla normal com en aquell somni però, avui m'he despertat i t'odiava una mica menys que ahir ...