Ayer, justo antes de la lluvia, se alinearon los planetas de tal manera que no sonaron violines pero sí buena música; no se veía la luna pero sí nubes misteriosas, desdibujadas; no se paró el mundo pero sí mi realidad por unos segundos; no cambió mi reacción incontrolable de escapismo inmediato, pero aprendí a permanecer un poco más, a dejarme entender y a caminar despacio ...
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