lunes, 8 de octubre de 2012

El día en que mi madre me dijo que tenía cáncer

Ella no lo llamó cáncer sino linfoma, quizás pensó que así sonaba menos feo, que con esa otra palabra no me iba a angustiar o quizás simplemente a ella le suena mejor así. Lo llamaré linfoma yo también, realmente suena mejor.

Ese día llegué a casa muy tarde del trabajo y tenía un mensaje suyo que me decía que la llamase y también algo de ir a comer con mi padre y ella al día siguiente, no le di más importancia a la llamada que el tema logístico. Pero detrás de ese "Cuando estés en casa dame un toque" había algo más; una larga frase explicándome que ya tenía los resultados de aquella prueba que hacía semanas que esperaba y que el médico le había dicho que era un linfoma, que parecía que lo habíamos pillado a tiempo y que... bla bla bla, yo me quedé en la palabra "linfoma" y no escuché mucho más de lo siguiente. Pregunté algo (no recuerdo qué) pero parecía que le estaba costando decírmelo así que no insistí, al fin y al cabo iba a verla al día siguiente para comer y pensé que pasando la tarde juntas podríamos hablarlo con calma.

Pasamos la tarde del viernes juntas, cenamos juntas y el sábado nos fuimos de compras y al cine; el domingo fui a comer a casa de mis padres y me quedé hasta que llegó mi hermano; aunque, en realidad, no hay mucho que hacer: esperar a las pruebas de mañana... esperar a los resultados definitivos... esperar a la cirugía ambulatoria... esperar que la vida siga como hasta ahora sin esa o esas palabras... esperar y esperar... desear.


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